Hoy me toca abrir otra nueva sección del blog, titulada la palabra escrita. En esta sección hablaré de todo un poco acerca del mundo de los libros: desde noticias sobre sagas famosas, curiosidades, reseñas y análisis de libros que voy leyendo hasta algunas creaciones propias que iré compartiendo con vosotros, lectores. Para empezar, hablaré del análisis de "El anillo del hechicero", primer volúmen de la saga "La senda de los héroes", de la autora Morgan Rice. ¡Vamos allá!
La senda de los héroes: el anillo del hechicero
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Todo lo que tenga la palabra "Héroes" en la portada ya me llama la atención. ¿Por qué será? xD |
Hacía ya algún tiempo que no le hincaba el diente a una
novelilla juvenil de fantasía y, mirando la web de la Fnac antes de Reyes en
busca de un libro que poder pedir de regalo, me hallé con la sinopsis de este
volumen.
La senda de los héroes es la primera entrega publicada en
nuestro país (de, hasta la fecha, siete y una octava en camino) de la saga “El
anillo del hechicero”, de la autora Morgan Rice. Cuando abrí el libro en la
mañana de Reyes y leí la sinopsis, me di cuenta que, tras lo que ya sabía con
anterioridad, me indicaban las influencias de la autora: Suzane Collins (autora
de los Juegos del Hambre, una buena trilogía que para mi gusto se viene abajo
al final), Anne Rice (qué decir de la que considero la madre del género
vampírico) y (horror, chan chan chan chaaaaan) Stephenie Meyer, la famosa
autora de Crepúsculo (unos libros que aún no he tenido el “placer” de leer pero
habida cuenta de toooodo lo que me han hablado de ellos y lo que he
medio-visto, no es que me atraigan demasiado, la verdad).
Esto último ya me picó un poco en el ánimo,
dado que no soy fan de Crepúsculo, precisamente. Pero como las influencias son
solo eso, influencias, allá que abrí el libro y comencé a devorarlo.
¿Qué decir de esta
primera entrega? Para empezar que, a todos aquellos/as que vengan buscando
decapitaciones gratuitas Martinianas o extensas descripciones Tolkianas… se han
equivocado de sitio. Este libro es como una introducción, o así lo veo yo, a la
literatura fantástica medieval. Es una historia sencilla, llena de tópicos, que
rebosa calidez y, pese a su simpleza, te va atrapando poco a poco (me ventilé
el libro, que tampoco es muy largo la verdad sea dicha, en tres días), a
excepción de algunos detalles algo… cogidos con pinzas, podría decirse.
La historia narra la
vida de Thorgrin, un joven pastor de una aldea perdida entre Pinto y Valdemoro
que quiere ser seleccionado en una leva para formar parte del ejército de su
majestad. La señora Rice nos desgrana las aventuras y desventuras del joven
Thor y de cómo se aventura fuera de su pueblo para conseguir su meta pese a todo
cuanto tiene en contra. De los amigos y enemigos que hace, de los primeros
amores, de las primeras aventuras… en fin, un poco la introducción de lo que
será la saga. Hasta ahí todo bien.
Sin embargo, (y aquí
intentaré no hacer muchos spoilers) hay algunas partes que pese a todo, pueden
chirriar al lector, sea avezado o no. Para empezar, hay algunas partes muy
“Deus ex Machina”, en mi opinión, y eso no queda bien ni para niños ni adultos.
A saber, por ejemplo, la facilidad que tiene la autora de definir a sus
personajes con una dualidad neutral que cojea un poco: el rey es
sabio/bondadoso y borracho/cateto; la reina amable y calculadora/fría a la vez;
la princesa rebelde y recatada, el mismo protagonista apaleado por la vida y al
que todo le sale bien...
A tenor de esto último, para que os hagáis una idea, Thor es
un marginado al que han tratado a palos toda su vida y, cuando sale de su pueblo,
parece que le bendice algún dios de la buena suerte, dado que todo le sale
bien. Si creíais que personajes como Harry Potter o Jon Nieve eran los niños
bonitos de sus autores… ¡estáis muy equivocados! ¡unos auténticos “pringaos” al
lado del amiguete Thorgrin, eso es lo que son!.
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Como Destino de Caballero, pero sin Queen |
Otro detalle que me resultó cómico es la facilidad que tiene
el protagonista para sentir apego hacia personas que acaba de conocer. Un
ejemplo:
“- ¡Hola, soy un pueblerino al que la vida ha tratado como a
una auténtica mierda y vengo a la corte del rey a recibir instrucción de
soldado raso! ¿Quieres ser mi amigo?
- ¡Claro! ¡Seamos amigos, amable desconocido!
En ese momento Thor sintió que serían amigos inseparables, como
hermanos. Era como si ya le conociera de toda la vida”
A ver… si es un joven maltratado por la vida ¿no debería ser
un poco mas desconfiado antes de “hacer hermanos” a la primera de cambio? ¿No
deberían desconfiar un poco más los demás de un muchacho que ha entrado en la
legión del rey de una forma algo inusual?
Hay escenas
totalmente absurdas de “amistad desmedida” que creo que serían mejor tratadas
de haber hecho una novela más larga, o haberlas ido encauzando poco a poco
durante la saga. Da la impresión de que la autora se quiere saltar a la torera
esas “tediosas” escenas de acercamiento entre personajes y pasar al “y vivieron
felices siendo super amigos”. ¿Qué habría sido de la profunda amistad entre
Légolas y Gimli si desde el principio hubieran ido de la manita a recoger
florecillas por el campo? Pues que nos habría chirriado a todos,claro está.
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"Dejad que las bestias se acerquen a mi" |
Finalmente, hay
algunas otras partes llenas de despropósito, tirando al final del libro, en las
que Thor tiene que impedir cierto acontecimiento vaticinado y, en lugar de
estar a la espera de que pase para detenerlo, se va a dar una vuelta por el
campo. ¡Olé! ¡Sí señor! Tu vete a cabalgar, que si matan a alguien en tu
ausencia, le vayan dando. Algo habría hecho. O tratando con una absoluta falta
de respeto a personajes como el rey o el conde de tal sitio, sacando los pies
del tiesto pero ¡ey! No pasa nada, es Thor, todo se le perdona. Los guardias le
podrían haber dado un buen par de golpes, pero no, dejadle que grite a su
majestad que así nos entretenemos.
Resumiendo, en
general el libro está entretenido si obviamos esas partes y esos detalles tan
inverosímiles sin venir a cuento. Una lectura sencilla que hará las delicias de
los más jóvenes de la casa o, como en mi caso, del lector que quiera
entretenerse con una aventurilla de princesas y dragones a la vieja usanza,
como las historias que nos contaban antes de dormir (al menos en mi caso, con
tanto Arturo y Camelot, así he salido yo). Pese a todo y con esta crítica,
quedo a la espera de las siguientes partes de la historia y ver como sigue la
cosa. A ver si mejora un poquillo más o, al menos, se mantiene en sus trece, lo
cual es a veces de agradecer en estos temas.
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Si el prota hubiera lanzado rayos como su tocayo, hubiera molado mucho más aún. Pero todo se andará... |
Nota final: 5/10
Y hasta aquí por hoy. Nos veremos próximamente, como siempre, por estos lares. Hasta entonces.
¡Buena luna!